sábado, 28 de enero de 2006

Los Ojos De Esa Tarde


Viernes 23 de diciembre del 2005. Aproximadamente 4:00 pm. O quizás algo más.

Me encuentro en el lugar de siempre. Al lado de ese supermercado que incontable número de veces nos ha servido de punto de reunión. Sin embargo, esta no sería una cita más. Había un especial motivo que me impulsó a coordinar con Diego para encontrarnos y charlar personalmente el día de hoy. Obviamente, él ignoraba el real motivo de esta cita, pero igual concordó en que deberíamos vernos antes de navidad.

Estaba en falta. Debía de estar a las tres de la tarde más ó menos. Pero sabía que Diego igual esperaría algo de tiempo más hasta encontrarnos. Como pocas veces, con una actitud algo altiva, me hice esperar por más de hora y media. Para cuando por fin llegué al lugar de la cita, le envié un mensaje de texto al celular indicándole que "por fin había llegado" disculpándome por la tardanza. A los cinco minutos y a lo lejos, divise luego su risueña figura, acercándose cada vez más a mí. El momento me ruborizó, mas ello no fue impedimento para regalarle una nerviosa sonrisa. Ya frente a frente me extendió la mano, para luego aferrar su cuerpo junto al mío en su tierno abrazo habitual de siempre. Y una vez más, su embriagante aroma de colonia varonil despertó esos instintos -a veces salvajes, a veces tiernos- que solo él puede provocar en mí.

Mientras él pregunta sobre el por qué de mi tardanza, lo observo detenidamente. Hay veces que no termino de comprender por qué hasta el día de hoy sigo tan embelesado por este niño. Y precisamente, para responder esta pregunta es que lo examino detenidamente mientras me platica. Esos tiernos ojos claros, sus rebosantes y lozanas mejillas, aquella riquísima barba que afeita interdiariamente y que lo hace ver tan estimulante, sus labios siempre húmedos, su gruesa y blanda contextura, su ensortijado cabello algo castaño, el viril magnetismo que emana su cuerpo (algo no tan frecuente en jóvenes de su edad), aquel suave aroma de tabaco impregnado en su piel... Ha de saber seguramente que cuando por momentos lo observo de esta forma tan particular, lo hago simple y llanamente porque me gusta. No hay por qué buscar pretextos tontos para querer tocar su cabello, colgar mi brazo en sus hombros, o sencillamente deleitarme contemplándolo y verlo así, al natural.

A grosso modo le comento que demoré en llegar puesto que el tráfico por estos días es cada vez más insoportable. Estábamos a menos de 24 horas para navidad y era lógico que las avenidas principales sufran un tráfico exasperante. Él por su parte, lamenta dicho percance, sobre todo porque por ello hayamos perdido buena parte de tiempo, pues horas más tarde había acordado asistir a un compromiso que lo obligaba a disponer de pocas horas libres, máximo hasta las siete de la noche.

Para cuando me sugiere que tomemos una combi para llegar lo más rápido posible a Miraflores, a regañadientes no me queda más que aceptar. Las combis no son precisamente un medio de transporte agradable para mí (creo que para nadie que se precie de ser humano), pero si eso nos ahorraría tiempo en dirigirnos a un sitio más tranquilo para conversar, pues ni vuelta que darle.

Para cuando enrumbamos a Miraflores en una de esos odiosos vehículos, ocupamos los únicos asientos disponibles en ese momento: en la ultima fila, pegados al lado izquierdo. Al lado de la ventana yo; y Diego por su parte apretujadísimo al lado mío. Creo que fue la primera vez que tuvimos un contacto corporal tan cercano, sin embargo preferí no darle importancia, concentrado buena parte del viaje observando por el vidrio al caótico tráfico y a sus ajetreados transeúntes. Allí estaban las calles, adornadas todas ellas con motivos referentes a la navidad, mientras Diego por su parte, algo agitado me contaba de sus planes para celebrar este fin de año. Hablaba sobre una fiesta a la que planeaba asistir el mismo día 31 y pasarla con algunos compañeros de la universidad. Es entonces que lo observo y noto en su rostro numerosas gotas de sudor, consecuencia del calor de temporada que comenzaba a sentirse en estos días. Y sofocado seguramente por la incomodidad de encontrarse semi-comprimido viajando en un medio tan incómodo. Su transpiración y jadeos mientras conversa, me despierta una vez más el morbo, aunque disimulo muy bien de hacerlo notar. Peor aún si tomamos en cuenta que el vehículo en donde nos encontramos se encuentra abarrotado de gente.

Siento entonces todo su calor junto a mí. Y no contento con eso, mientras me habla de futuros prodigios que podrían surgir en su complexión física a raíz de que ha comenzado a asistir al gimnasio estos últimos días, me invita palpar uno de sus bíceps, mientras se despoja del pesado suéter que lleva puesto, dejándolo en una camiseta que le hacía lucir sus delgados y velludos brazos. La tentación era demasiada y obviamente no me cansé de tocar y sentir la aparente turgencia de la cual se jactaba en ese momento. Y a decir verdad, no pude distinguir en ellos dureza o musculatura alguna... pero ¡qué rayos! Tocar los brazos del que alguna vez fue mi objeto de obsesión y placer, era un gusto el cual no estaba dispuesto a rechazar.

Y así, mientras hablábamos de todo un poco hasta llegar a nuestro destino -deseando por momentos sentir no sólo los brazos de Diego, sino también aquella encantadora y velluda barriguita suya-, sorpresivamente éste trae a colación un tema el cual pensé que ya estaba zanjado entre los dos.

- Esa canción preciosa de Miranda que me mandaste... "Casualidad" creo que se llama...
- Ajá... ¿qué hay con ella? - le pregunto.
- Escuché su letra. Y sé por qué me la enviste al correo.
- ¿Ah sí?
- Me la mandaste porque habla de nosotros ¿verdad?

Su ocurrencia me dejó mudo. Me sentí abochornado. ¿Cómo podía ocurrírsele comentar eso, tan imprudentemente dentro de un vehículo público? ¿Acaso es o se hace el estúpido? ¿Quería acaso que todos los demás pasajeros voltearan a ver a la parejita enfrascada en tan romántica discusión?

Apenas le hice un gesto indicando guardar silencio y poder discutir tan delicado tema más adelante, en el lugar y momento adecuado. Asintió y no volvimos a conversar hasta bajar del vehículo y dirigirnos a uno de los parquecitos de siempre. Y mientras inspeccionábamos el lugar buscando alguna banqueta en donde pudiésemos conversar tranquilamente, pensaba en la osadía de Diego al hablar de "nosotros" de forma tan natural, cuando la última vez que tocamos ese tema, fue precisamente él quien optó por no querer volver a mencionarlo más, bajo la amenaza de cortar definitivamente cualquier vinculo amical entre los dos. Recordé que justo unos días antes de aquella "despedida relámpago" y sin planificarlo siquiera, se me ocurrió comprar lo que sería su regalo para esta navidad. Me apenó que por el simple hecho de hacerle notar que sentía algo especial por él, nos mantuviésemos distanciados otra vez. Y lo que era peor, a unas pocas semanas de las fiestas de fin de año. Precisamente, para no echar a perder su regalo navideño -aunque valgan verdades, también porque no quería volver a perderlo otra vez-, a la mañana siguiente de aquel incidente, le envié un email proponiéndole olvidar todo, absolutamente todo aquello que nos había separado estos últimos días, llámese mis sentimientos, sus aprehensiones... y comenzar de cero, como los amigos que (casi) siempre fuimos y que sinceramente esperaba nunca dejásemos de serlo. Precisamente ese email fue el que salvó tan crítica situación y que hoy por hoy hacía posible encontrarnos en lo mejor de nuestra (amical) relación.

Establecidos ya en el parquecillo miraflorino aledaño al Faro, las ansias de Diego no se hicieron esperar. Quería ver las fotos que nos tomamos días antes, en este mismo lugar a como dé lugar. Ubicados ya en una de las banquetas, cumplo con lo prometido y le muestro las fotografías que días antes mandé revelar. En ellas puede apreciarse a un Diego fresco, alegre, feliz, sin complicaciones, al natural... al más puro estilo Testino (salvando las distancias, claro está). También puede distinguirse a un no mal parecido Diego, dueño de una cautivadora mirada que encierra por momentos hálitos de infantil madurez, de agraciada ternura, de acertada seducción...

- Salgo muy gordo en varias, no me gustan tanto la verdad...- comenta él.
- ¿Qué dices? Si en ésta sales riquísim... ejem... sales bien, con buena pinta...
- Noooo... na' que ver, si hasta orejón y medio pelao' se me ve.

Recordé que hasta hace unos meses, moría por perder mis dedos en su ensortijado cabello. Que me idiotizaba por completo la idea de poder cumplir tal fantasía alguna vez. Su menguada cabellera era más que estimulante como para colmarla no sólo de reconfortantes caricias, sino además de tiernos y apasionados besos en cada uno de los rizos que la conformaban y bailaban en su frente. Curiosamente, hoy por hoy, esa extraña manía u obsesión ha dado paso a la calma y podría asegurar incluso que dichos deseos se encuentran convenientemente controlados. Afortunadamente.

- No digas huevadas Diego, se te ve muy bien en casi todas las fotos. Déjame mostrarte mi favorita.

Le enseñé la que mejor me quedó de todas. Aquella en la que se le ve, viendo fijamente al lente, con una mirada cautivante, en un interesante gesto entre adusto y sonriente. Cuando la vi por primera vez, definitivamente me dije que ésta era LA FOTOGRAFÍA que mejor pude haberle tomado hasta el momento.

- No sé, se me ve medio pelado... y cachetón...
- Putamadre, este huevón...- respondí.- Ni yo, que sí salgo hasta las huevas.

Reímos de nuestros comentarios, de las fotografías, de nosotros mismos. Y luego de intercambiar tantas impresiones sobre nuestras imágenes, tratando de que el tiempo no nos quede más corto, decido revelarle el motivo fundamental de nuestra cita.

- En vista de que mañana es navidad, pues se me ocurrió traerte algo que espero te guste...- mencioné mientras sacaba de mi mochila una bolsa plástica oscura que escondía un paquetito envuelto en un simpático papel de regalo.

Los ojillos de niño travieso de Diego se iluminaron. Recordé entonces otra de las intensas razones por las que este niño me cautivó alguna vez. Impaciente como él solo, prácticamente me arrebató de las manos su obsequio, dispuesto a desempaquetarlo lo más rápido posible, mientras su curiosidad y emoción no impedían agradecerme con una sonrisa de oreja a oreja, expresándose en trilladas palabras que se estilan en ocasiones como éstas.

- No estaba seguro de regalarte el devedé del último concierto de Chickfactor, o el otro que contiene sus clips. Como no quería preguntártelo para evitar arruinar la sorpresa, pues mejor te conseguí los dos. Ojalá te guste.

Embargado pore la emoción, Diego no podía creer lo que tenía ante sus ojos. Mas luego de la sorpresa inicial, reaccionó.

- ¡¡¡ HUEVÓN... GRACIAS...!!! ¡¡¡ DE VERDAD GRACIAS... TE PASASTE...!!!

Los ojillos de Diego contemplaban deslumbrados lo que tenía en sus manos. Revisaba y tarareaba cada una de sus canciones favoritas listadas en la funda de ambos discos. Parecía vivir un sueño, una maravillosa fantasía hecha realidad.

- Pero dime, te gusta ¿no? A lo mejor no era lo que esperabas, dime algo...

Diego seguía escudriñando ambos estuches, parecía que tal gesto lo hubiese transportado a otro mundo. De pronto, tomó conciencia y regresó al mundo real. Apunta su mirada directamente a mis ojos y en medio del clímax de su felicidad, frena aquel automático mantra que una y otra vez no cesaba de repetir frenéticamente la palabra "gracias". Se puso de pie, no dejándome tiempo siquiera de poder hacer lo mismo. Y una vez más, retribuyó mi presente con un dulce, estimulante y hasta apasionado abrazo, mientras me agradecía por ser el responsable de la alegría que le estaba otorgando en ese momento ¡...a voz en cuello!

- ¡¡¡ GRACIAS... DE VERDAD, MUCHÍSIMAS GRACIAS... ES EL MEJOR REGALO QUE HE PODIDO RECIBIR...!!!

Cubierto únicamente por sus la fuerza de sus brazos, tuve por un breve pero gratísimo momento lleno de éxtasis, su blando pecho apegado a mi rostro. Respiré por breves segundos su tibio aroma. Su mullida complexión me hizo sentir seguro y reconfortado en aquel instante. Meses atrás hubiera dado la vida por vivir un momento como éste, sin embargo tuve los pies bien puestos en tierra y acepté gratísimo esta extraordinaria muestra de afecto de quien hasta la fecha fue alguna vez mi más ferviente obsesión.

Apenas pude distinguir, en medio de su apabullante muestra de agradecimiento, que el pequeño álbum de fotos casi se nos caía al suelo. Y lo que era peor, que un grupo de chicas y chicos, metros más allá, observaban curiosos tan peculiar escena. Los chillidos de felicidad de Diego bien pudieron haber llamado la atención de todos los transeúntes del parque en más de un kilómetro a la redonda pero... ¡qué carajo! Si antes no me importó para nada lo que la gente opinase sobre mí, sobre él o sobre los dos... ¿a estas alturas comenzaría a guardar compostura por lo que pudiesen pensar los demás sobre un muchacho loco, abrazando a otro y gritando destornilladamente lo feliz que éste le hacia sentir? Evidentemente, no.

Luego de aquel enternecedor gesto y que las miradas curiosas de hace un momento paulatinamente se esfumasen, reparé en la vista que teníamos al frente nuestro.

- Mira el mar. Dime si no se ve precioso con el sol a pocos centímetros de ocultarse en él.

Ante nuestros ojos, teníamos una privilegiada vista al Pácífico. Caía un atardecer más, algo nublado, mas no lo suficiente como para ocultar al astro rey descendiendo poco a poco a la profundidad del horizonte, dibujando una zigzagueante e intensa línea naranja en la superficie del grisáceo océano. Un precioso espectáculo, la verdad.

Y mientras Diego se embelesaba en la belleza del horizonte, una vez más lo observé sin dejar de sentir un profundo cariño por este chiquillo. Aquel momento de alegría que me regaló minutos antes, me enterneció. Es cierto, a estas alturas no siento por él esa misma enfebrecida fijación que me despertó meses, incluso años atrás. Aquella desesperante obsesión, ese fortísimo deseo de tenerlo a mi lado y ser correspondido alguna vez, poco a poco había menguado para dar paso a la sensatez. Diego probablemente nunca sería mío. Difícilmente conocería el sabor de sus labios, tal vez jamás podría arrancarle un "te amo", mucho menos podría disfrutar de un intenso romance junto a él. Quizás, era mejor así. No creo que él se encuentre completamente preparado para asumir compromiso alguno, ya sea con una mujer u otro hombre. Menos aún creo estar preparado yo para enseñarle sobre el tema. Quizás lo más lindo sería que ambos compartiésemos el aprendizaje de experimentar nuestros sentimientos juntos, pero...

No quiero pensar en guerras perdidas, ilusas conjeturas, ni mucho menos. Hoy por hoy Diego se encuentra feliz a mi lado y afortunadamente no aspiro a tener algo más que su sincero cariño y leal amistad. Me alegra saber que aquella tarde, los dos, fuimos especialmente muy felices. Y minutos antes de partir de aquel lugar, se lo hice saber.

- ¿Sabes algo? Hoy tú me has dado el mejor regalo que he podido recibir.- comenté.
- ¿Cuál? Si no te he traído nada...
- Sí. Sí me has dado algo y no te has dado cuenta...

Diego me miró algo extrañado.

- Hace unas semanas, en este mismo lugar, estuviste profundamente triste, contándome tus problemas... hasta lloraste. Y eso me apenó bastante. Pero hoy, sin mentirte o usar floro barato alguno... verte así tan feliz, con esa sonrisa de oreja a oreja, gritando como loco y agradeciéndome por algo tan sencillo... aunque no lo creas, me ha llenado el espíritu y ha alegrado bastante. De verdad.

Mis palabras lo dejaron mudo. Observó una vez más mi obsequio. Trató de explicarme lo feliz que le hacía sentir que me acordase de él de esta forma. Parecía por momentos que la voz se le entrecortaba.

- Ah no. Yo no te he regalado esto para que de nuevo te pongas a llorar, huevón. Te lo quito si lloras otra vez.-bromeé. - Dime ¿vas a llorar de verdad?
- No sé hermano, creo que sí...

La escena era conmovedora. Desafortunadamente no quedaba mucho tiempo para continuar conversando. Minutos después, partimos del lugar, enrumbándonos hacia una avenida cercana para que Diego continuase su camino. Iría de todas formas a reunirse con sus compañeros, a encontrarse -para variar- con aquella amiguita suya que semanas atrás le cerró las puertas de su corazón. Y mientras caminábamos juntos, observando los vitrales de las tiendas, de cuando en cuando se detenía a observar el reflejo de su imagen en los cristales.

- Dime, se me ve más duro, corpulento, con más músculos ¿verdad?

"Te ves riquísimo, como para abrazarte fuerte, muy fuerte" era la respuesta que más tenía a la mano confesarle. Sin embargo, preferí callar y contestar sus inquietudes asintiendo con la cabeza... y con una que otra broma sobre su peso para hacerle pisar tierra. De pronto, repentinamente Diego me sorprende al despedirse de mí con un débil y rápido abrazo, pues su custer se aproximaba. Me quedo entonces solo, en medio de la vereda y el trajín de los transeúntes que vienen y van, cada uno más rápido que el otro esta noche víspera de nochebuena. Me detengo en uno de los vitrales de las tiendas donde momentos antes Diego contemplaba su figura. Veo reflejado mi rostro, algo cansado, con el cabello atrozmente revuelto, pero con aspecto risueño. Sonrío aún más cuando recuerdo un anecdótico incidente ocurrido momentos antes. Cuando Diego y yo observábamos juntos el atardecer en el parque. Y de pronto él sufre un tímido, pequeño y furtivo escape de flatulencia. Tras las disculpas de rigor, segundos después recae otra vez en su falta. No pude entonces evitar carcajearme muy sonoramente por lo ocurrente del momento.

Y sonriendo maliciosamente ante mi reflejo, recuerdo aquel pasaje del libro de Jaime Bayly. Más exactamente a Gonzalo, uno de sus personajes, refiriéndose al primer día que junto a su novia, experimentó un incidente similar.

"Ese día [que ella se tiró su primer pedo conmigo] sentí que nos teníamos una confianza total, que éramos una pareja súper sólida"

Quizás Gonzalo tenga razón. A lo mejor.

11 comentarios:

Ramiego dijo...

"Casualidad" - Miranda

Busco más decir,
algo nuevo de mí.
Alguna frases que conformen una historia
que se grabe en tu memoria
como te grabaste tú,
en mí.

Tu presencia ya vez,
condiciona mi actuar.
Acelerando mis latidos y mis pasos,
reprimiendo los abrazos,
que otra veces yo te di
a tí.

Preferiría ser un poco más,
poco más duro para soportar,
tener que verte así como si nada.
Después de haberte dicho que ya te he olvidado,
que eres parte de un pasado
al cual no quiero recurrir,
nunca más.

Sé que no lo crees,
o tal vez no has podido verlo
pero tambien he sufrido mucho al dejarte,
me he sentido miserable
pero sé que fue mejor,
así.

Nada tuvo que ver
el haber conocido a alguien,
porque tu luz en mi
ya no se reflejaba,
y en tus ojos no encontraba
lo que a mí me enamoró
de tí.

Preferiría ser un poco más,
poco más duro para soportar,
tener que verte así como si nada.
Después de haberte dicho que ya te he olvidado,
que eres parte de un pasado
al cual no quiero recurrir,
nunca más.

Sin embargo,
te veo y me provocas
ganas de escaparme
ahora contigo
y estar juntos
una vez más.
Llevame esta noche como antes,
olvidémonos de lo que ayer
nos separó.

Puedes ver que lo que estás pidiendo
es exacta la cosa que yo quiero hacer.
Puede ser que este encuentro casual
nos lleve a dormir juntos por ultima vez.

El reloj se detiene
cuando tus palabras me alcanzan
y entonces mis pies se levantan,
no me cuido y me ilusionare otra vez.

Imoq dijo...

Me encanta, me encanta.

Es mi historia de amor imposible favorita, aunque nadie sabe si en el futuro será posible. Probablemente no, pero ¿qué más da? Tienes una manera que -me atrevo a decirlo- no se puede describir menos que mágica para transportarnos con tus relatos ahí, con ustedes, cual fantasma vouyerista que los acompañó en ese atardecer tan especial.

¡Gracias por llevarme con ustedes!

Diego, Diego... ¿qué sucederá con ustedes? No lo sé, pero no me perderé detalle alguno.

Un abrazo para ti, amigo Mauricio.

Gays Peruanos dijo...

Yo que tu Maurico, me lo chapaba y luego le decia -oh disculpa- y luego, otro dia, asi de casualidad, lo mismo y asi sucesivamente.

De verdad que he sonreido y hasta emocionado con lo que cuentas. No se como acabara tu infinita historia con Diego pero al menos pareces llevar las cosas con calma (aunque tu corazon se desboque).

Anónimo dijo...

.

Ay, ese Diego... Mira, hay un detalle que me ha gustado de él y es ese momento en el autobús cuando dice lo de “Me la mandaste porque habla de nosotros ¿verdad?”. Habla con naturalidad, utilizando una expresión que a ti te parece inapropiada, pero que le confiere una actitud tolerante y comprensiva hacia ti. ¿No te hace gracia que seas tú el que sienta el prejuicio?

Un beso.

(Por cierto, estoy descubriendo a Miranda. Desde hace unas semanas los están radiando con fuerza aquí en España y me encantan. Prestaré una atención especial a la canción “Casualidad”.)

Ramiego dijo...

Imoq

Nunca me cansaré de agradecer las lindas palabras que escribes cada vez que te refieres a este blog. Disculpa mas bien la ingratitud de no haber podido visitar con la frecuencia deseada el tuyo (que por cierto me entretiene e ilustra muchísimo). Febrero ha sido un mes terrible para mí, espero en todo caso actualizarme y estar al pendiente de tu página (así como de otros tantos amigos bloggers) en los próximos días.

Me sorprende por cierto que pienses que esta "historia" (que ya quisiera yo que sólo existiese unicamente en mi imaginación) cautive tu atención. A mí, muchas veces me ha parecido tan redundante pero... trataré de continuar en la brega de seguir volcando estas experiencias de manera más frecuente a como lo he venido haciendo estas últimas semanas.

Un fuerte abrazo, de todo corazón.


Pinkpollo

Je je je je... ¿Acaso crees que nunca se me había cruzado esa idea antes? Incluso hasta la fecha muchas veces he lamentado esa falta de coraje, pero... sinceramente este niño es tan complicado. Más adelante ten por seguro que me explayaré en exponerte las razones que me "impiden" desenvolverme de manera más "agresiva" con Diego. Aunque una cosa sí te digo, definitivamente su comportamiento es DESCONCERTANTE.


Capitán Harlock

Me encantó volver a leerte por aquí. De veras que me da muchísimo gusto que nuevamente te "aunes" al club de fisgones (je je je, una broma, no lo tomen tan en serio muchachos). Y sí, tienes razón. Cuando Diego hizo ese comentario, obvio de que en ese momento me hizo sentir muy feliz, es sólo que... el tema de mis sentimientos hacia él digamos que lo mantenemos algo así como un tema tabú. No lo comentamos mucho la verdad, además de que no parecía muy buena idea platicarlo precisamente en un bus atestado de gente ¿no te parece?

En fin, como le comenté a Pinkpollo, Diego no deja de ser un tipo DESCONCERTANTE, pues si bien un día puedo parecerle lo más importante que pudo ocurrirle en la vida, a las semanas me hace de lado por asuntos realmente tan triviales que... bueno, ya habrá tiempo de comentar por aquí (espero).

Un fuerte abrazo a todos ustedes y bueno, nos estamos leyendo en estos próximos días.


Pd.- Ah Harlock (y demás interesados, claro está). Si gustas puedo enviarte el tema "Casualidad" al correo. La versión que dispongo es de un disco en vivo del 2005 (que a mi juicio, quedó mucho mejor que la que sacaron en estudio hace unos años). Así que si desean, posteen a qué correo se los puedo enviar ipso facto.

Anónimo dijo...

Can I just say what a relief to discover somebody who truly is aware of what theyre talking about for the internet. You surely know tips on how to deliver an problem to light and make it essential. Extra folks need to study this and comprehend this side from the story. I cant believe youre not much more common since you definitely have the present.


my website is 6 String Bass .Also welcome you!

Anónimo dijo...

bdc, jwoxe kg soghectk z vrewz.
cpnk hkzkvtyj o zs l!
fvs sex toys
, jbke lq px z wxdv w.
cwpkwt lgvxtl vxxs d kuhh. urk, kim kardashian sex tape
, rvbg f kjodthbu a keuwqi lm xcgl lqn.

qas pd szp.

Anónimo dijo...


[url=http://shenenmaoyis.blog.hr/][b]sac longchamp[/b][/url]
[url=http://shenenmaoyie.moonfruit.com/#/blog/4572320051][b]sac longchamp[/b][/url]
[url=http://shenenmaoyie.devhub.com/][b]sac longchamp[/b][/url]
[url=http://shenenmaoyi.webs.com/][b]sac longchamp[/b][/url]
[url=http://shenenmaoyie.loveblog.com.br/][b]sac longchamp[/b][/url]

Anónimo dijo...

We [url=http://www.casinosaction.com]casino[/url] have a ample library of absolutely unsolicited casino games as a replacement for you to sport privilege here in your browser. Whether you appetite to practice a provisions round plan or even-handed attempt out a occasional new slots first playing for genuine in clover, we procure you covered. These are the rigid still and all games that you can treat cavalierly at true online casinos and you can with them all representing free.

Anónimo dijo...

top [url=http://www.c-online-casino.co.uk/]uk casino bonus[/url] brake the latest [url=http://www.casinolasvegass.com/]casino online[/url] unshackled no consign hand-out at the best [url=http://www.baywatchcasino.com/]baywatchcasino
[/url].

Anónimo dijo...

t Complementing her Ugg boots and completing the sheepskin experience, each lady also ought to personal a pair of super-comfortable Ugg slippers. But at some point a lady should deal with the truth that, when she w.ears her white or silver leggings, natural-toned Ugg boots make her appear like Pincess Leia-maybe great with the outback, but when she leaves the frontier, a lady should move it up. Time to diversify. These boots are also relatively well-liked largely because they are relatively comfortable. The boots have thermostatic components which allow oxygen to circulate near to the feet. This effect certified prospects to the ft to stay cozy all through chilly periods and awesome all through the warm times.. [url=http://www.uggsnowbootsclearance.net]Cheap Ugg Boots[/url] Availability of mens ugg boots and children ugg boots has facilitated customers with wide choice. Nothing can keep your children happy throughout the day except Ugg boots. Children Ugg boots are available in various colors like pink, blue, sand etc and give a comfortable feel. coughing boots total in so plenty of lists and colors, along the hard to possess visit pros all. males Uggs total in inexpensive basic, old-fashioned colors and styles, exclusively women, along the "anything goes" are you aware that colors and styles. soon all, one could require established coughing boots cardy, it discussed purely disproportionate behalf artists, marketers and actors to St. [url=http://www.uggsnowboottang.net]Ugg Boots Outlet[/url] No matter which kind of Ugg boots for kids you choose, your kids will be very happy to wear it. This is not only the Christmas gift, but also a kind of love. Your kids will keep warm in such cold winter. These are the most preferred option among all classes of women. These specially top the list of every celebrity and who's who in the fashion industry. You would find them in catwalks to the most practical uses while skiing etc. The exquisite material and comfortable texture UGG for women owns are conducive to retain and regulate the body's temperature. The strict scientific tests have demonstrated that these boots can keep feet warm when the outside temperature changes from 34 centigrade below zero to 27 Celsius degrees, even you put them on with bare feet, and your feet can also experience their unequalled comfort. In addition, the wool has inherent screening function to draw moisture away from the skin.